"Un día como éste, un 6 de abril de 1327, Francesco Petrarca conoció a Laura, su musa, su amor. Ella le dio calabazas, convirtiéndolo en uno de los mejores poetas de la era moderna..."
Así comienza este interesante y entretenido audio que recrea ese momento (el momento mágico en el que Francesco se sintió literalmente deslumbrado por el perfil de Laura, mientras rezaba en la iglesia de Santa Clara de Aviñon); momento que sucedió -si hacemos caso a las crónicas- hace 683 años (nada menos). Elaborado por el programa matinal de radio "En días como hoy" y enlazado de la web de RTVE:
Y aquí tienes un soneto inspirado por la pasión (no correspondida) hacia Laura, de quien fue un escritor decisivo en el rumbo de la poesía española por su influencia sobre Garcilaso de la Vega y demás poetas del siglo de oro español:
Bendito sea el año, el punto, el día,
la estación, el lugar, el mes, la hora
y el país, en el cual su encantadora
mirada encadenóse al alma mía.
la estación, el lugar, el mes, la hora
y el país, en el cual su encantadora
mirada encadenóse al alma mía.
Bendita la dulcísima porfía
de entregarme a ese amor que en mi alma mora,
y el arco y las saetas, de que ahora
las llagas siento abiertas todavía.
de entregarme a ese amor que en mi alma mora,
y el arco y las saetas, de que ahora
las llagas siento abiertas todavía.
Benditas las palabras con que canto
el nombre de mi amada; y mi tormento,
mis ansias, mis suspiros, y mi llanto.
el nombre de mi amada; y mi tormento,
mis ansias, mis suspiros, y mi llanto.
Y benditos mis versos y mi arte,
pues la ensalzan, y, en fin, mi pensamiento,
puesto que ella tan solo lo comparte.
pues la ensalzan, y, en fin, mi pensamiento,
puesto que ella tan solo lo comparte.
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