...Y este blog, este curso, se autorrecorta en este punto.
domingo, 17 de marzo de 2013
Un corto recortado
...Y este blog, este curso, se autorrecorta en este punto.
jueves, 14 de marzo de 2013
Cadáver exquisito de lecturas
Los poetas surrealistas jugaban a componer poemas
colectivos verso a verso. Cada poeta un verso, pero sin leer lo que los demás
habían escrito antes… Así creaban un cadáver exquisito. A veces, con los libros de lectura, también jugamos a
componer cadáveres exquisitos.
Instrucciones para fabricar un cadáver exquisito de
lecturas:
M.C. Escher |
Son necesarios algunos chicos y chicas mientras leen
silenciosamente un libro. Cada cual el suyo. Todos diferentes. El profesor, por
sorpresa, pide que uno de ellos lea un fragmento en voz alta, el párrafo por
donde va leyendo justo en ese momento. Luego se va cambiando al azar de lector
y de libro. Normalmente la conexión entre unos párrafos y otros carece de
sentido (o, mejor: tiene un sentido poético surrealista). Pero también, a
veces, surge una conexión lógica, y podrían estar escritos por la misma mano.
Eso (casi) sucedió el pasado martes y este es el resultado:
“La casa estaba cerca de la playa. Era un una
construcción grande y vieja donde no había vivido nadie durante años. De vez en
cuando alguien forzaba una ventana o una puerta y pasaba allí la noche, pero
nunca se quedaba más tiempo…”
“La gente parece pensar que la vida es fácil cuando estás
muerto. Pero creedme la cosa no es así. Para empezar, los adultos siguen
acercándose a ti y te dicen:
-¡Eh, tú! Eres demasiado pequeño para ir solo por ahí,
¿eh? ¿Estás buscando a tu madre?
-No, ella está todavía viva, yo he muerto antes que ella.
-Eso no está nada bien.
Como si hubiera algo que pudieras hacer para cambiarlo
todo y fuera culpa tuya no seguir respirando…”
“-Te has hecho muy amigo de ese, ¿no?
-¿Por qué lo dices? –respondió Manuel mirando para los otros como si no
entendiese- ¡Ah!, lo dices por el saludo
-hizo una pausa para sentarse y colocar
las bebidas en su sitio, el tapete en el medio y la baraja cerca de Alejandro-.
No lo sé, ayer me hizo él así, me puso la mano y yo se la choqué –observa a sus
amigos, extrañado-. ¿Qué pasa, idiotas?, ¿no puedo hacer eso?
-¿Estuviste ayer aquí? –preguntó Toni.
-Sí, claro que sí. Y también vine el viernes…”
“-¿Alguien sabe qué hace falta para hacer teatro?
-¡Yo! ¡yoyoyoyoyoyoyó! Un decorado.
-¡Yo, yo! Disfraces.
-¡Yoyoyó! Luces y sonido.
-¡Yo! Utilería.
-¿Utilería? ¿Qué es eso tan raro de la utilería?
-Son las cosas que se sacan a escena. Si es una obra de
terror, se necesitan ataúdes, murciélagos de plástico, candelabros con velas
encendidas, puertas que chirrían...
-¡Mi madre, que miedo...!
-O sea, que necesitamos unos disfraces de pirata, un
decorado, maquillaje y la... la verdulería esa.
-La utilería...
-¡Eso! ¿Y en qué consiste la utilería en una obra de
piratas?
-Vamos a pedir ayuda. Señoras y señores, por veinticinco
pesetas: objetos de utilería necesarios para montar una obra de piratas como,
por ejemplo, una pata de palo. Un, dos, tres...
-Una espada.
-Un garfio.
-Un barco velero.
-Un plano de tesoro.
-Una isla desierta.
-Una bandera negra con una calavera y dos tibias cruzadas…”
“Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley la fuerza y el viento,
mi única patria la mar...”
que Asmae El Kachaf leía Historias de miedo, de Alvin Schwartz, que Juan Fernández leía Más allá, de Alex Shearer, que Alejandro Serrano leía Un bosque lleno de hayas, de Francisco Castro, que Jason Tipantaci leía Segismundo y compañía, de Fernando Lalana, y que Blanca Reyes leía la “Canción del Pirata”, en la antología poética El árbol amarillo, de Gloria Rey.
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miércoles, 13 de marzo de 2013
Llover y cantar y bailar
La lluvia dio una tregua, pero hoy vuelve a llover.
Hemos estado comentando que nos quedó un poco melancólica la
sesión sobre la lluvia de hace unos días: baladas de otoño y las gotas de
lluvia como lágrimas tras el cristal… A
ver si lo arreglamos. Es fácil. Basta recurrir al musical más alegre de la
historia de los musicales: Singing in the rain.
Mejor ya, ¿no? Pero si alguien no acaba de animarse, que
pulse aquí.
¿Qué tal? Ahora sí… ¿Que todavía no? Está bien, hay algo que
nunca falla: reírse del maestro...
Solo queda desearnos: buenos días. Y a ver si escampa...
martes, 12 de marzo de 2013
Poéma anafórico* y preposicional bajo la lluvia
(por Carla Mena Manzano)
Chema Madoz |
Llueve a la orilla del río
Llueve
ante los ojos salvajes
Llueve
bajo el cielo adiamantado
Llueve
con gotas de cristal
Llueve
contra el lecho de hierba
Llueve
de manera singular
Llueve
desde aquel bosque escondido
Llueve
durante una noche fugaz
Llueve
en el campo de flores
Llueve
entre gotas de mar
Llueve
hacia el río salvaje
Llueve
hasta el alma del bosque
Llueve
mediante el tiempo de una leve palmada
Llueve
para a los olivos contentar
Llueve
por la razón más imprecisa
Llueve
según tardan en batir las alas una mariposa
Llueve
sin querer apenas
Llueve
sobre las miradas entristecidas
Llueve
tras el llanto de un niño al soñar
(*Anáfora:
repetición de una o más palabras al comienzo de distintos versos)
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jueves, 7 de marzo de 2013
Llueve
"Cuando la lluvia cede, el sol procede...", exclamó de pronto Alejandro S., mientras jugábamos a componer poemas sobre la lluvia. Pero hoy no cede (ni ayer). A ver si mañana…
Hoy: "Monotonía de lluvia tras los cristales. Llueve. Detrás de los cristales llueve y llueve. Sobre los chopos medio deshojados. Sobre los pardos tejados. Sobre los campos llueve…", escribió Antonio Machado y canta Serrat. Hoy: "El cielo se ha despeinado. Su melena de cristal se destrenza en el sembrado", les digo que dijo Manolito Altolaguirre.
Desde hace tres días la lluvia cae. "Cae o cayó. La lluvia es una cosa que sin duda sucede en el pasado...", escribió Borges y canta El Cabrero.
En el recreo, los chiquillos a cubierto. Se amontonan bajo techo. Se empujan, se alteran. Y dos… se pelean. Los demás: unos se apartan, otros jalean.
Brillan las hojas de los ficus. Se empapan las raíces en los alcorques, los grafitis en las paredes... Se enfanga el albero. Las calles se tornan ríos. Y las cebras se ahogan en sus pasos... A las 14:45: procesión de coches y padres. Se amontonan. Se alteran. Y dos (casi) se pelean. Los demás aguardan. A cubierto. Algunos tocan el claxon.
"Nunca llueve a gusto de todos", dice un refrán español. Y a veces parece que nos llueva encima solo a nosotros...
Pero a ti, no.
"No; la lluvia no te moja:
te resbala.
Tienes la piel de aceite, amada mía.
Ungida con aceite, perfumada.
Todo lo ha traspasado de ternura
la lengua transparente de las aguas.
Un vapor dulce, como el aliento
de un buey, cálidamente exhalan
los árboles.
Gotas largas,
como alfileres líquidos,
brillan al primer sol de la mañana.
La lluvia que ha mojado tus cabellos
no ha mojado tu cuerpo ni tu cara."
(La lluvia, Ángel González)
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miércoles, 6 de marzo de 2013
martes, 5 de marzo de 2013
Primer día de instituto
En los primeros días de instituto pueden suceder cosas como esta...
Un cómic de Sita Girón Moral (1º ESO -A)
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